Importancia del profesorado competente en lengua de signos para la inclusión

Quizá te hayan dicho alguna vez: "le hemos puesto intérprete de lengua de signos al niño pero no avanza". A veces, el simple acceso a la lengua de signos en la infancia, de cualquier forma y por cualquier vía, produce cambios sorprendentes. Pero otras veces, el progreso se estanca. Veamos por qué. 

La Ley 27/2007 reconoce las lenguas de signos españolas y el artículo 7.1 indica que Administraciones educativas "dispondrán de los recursos necesarios para facilitar en aquellos centros que se determine [...], el aprendizaje de las lenguas de signos españolas al alumnado sordo, con discapacidad auditiva y sordociego". Cuando la familia lo demanda, algunas Administraciones educativas en España han optado simplemente por contratar un intérprete de lengua de signos. En primer lugar, lo que necesitan los/as niños/as sordos/as es una interacción directa en lengua de signos y no una educación mediada a través de intérpretes (este artículo explica por qué). En segundo lugar, pretender que un intérprete es suficiente, es como pensar en cruzar el océano sin mapas, brújula y un barco adecuado, que es exactamente lo que nos quieren hacer creer algunas Administraciones Públicas Educativas.

Imagínate coger todas las investigaciones hechas entre 2014 y 2021 sobre la inclusión escolar con la lengua de signos, analizarlas y extraer conclusiones. Esto es lo que han hecho investigadores/as de la Universidad de Cebú en Filipinas recientemente, una metasíntesis, y una de las principales conclusiones es que la lengua de signos en un aula inclusiva requiere de profesorado experto en lengua de signos.

Cómo se hizo el estudio

El estudio analiza la integración de la lengua de signos en las interacciones entre alumnado sordo y oyente en un aula inclusiva. Se buscaron investigaciones entre 2014 y 2021 relacionadas con el tema y se recuperaron 660 estudios, de los que finalmente 19 cumplieron el criterio de tratar los retos a los que se enfrentaba el alumnado y profesorado que utilizaba la lengua de signos en el aula. Estas 19 investigaciones procedían de países de África, Asia, Norteamérica y Sudamérica.

El análisis reveló cinco lagunas que afectan a la incorporación de la lengua de signos en un aula inclusiva:

1. Apoyo insuficiente de las familias

Las familias no permiten el uso de la lengua de signos cuando sus hijos/as son pequeños/as, por lo que comienzan cuando es tarde. Además, las familias no se implican lo suficientemente en la comunidad escolar y no le dan el mismo valor al uso de la lengua de signos en casa que en la escuela.

2. Barreras de comunicación

El alumnado sordo no estaba realmente incluido en el aula, con barreras con el resto de alumnado oyente y el profesorado

3. Barreras lingüísticas

La falta de materiales didácticos visuales que incluyan la lengua de signos también constituyeron una barrera lingüística para el aprendizaje del alumnado sordo.

4. Falta de recursos

Se descubrió la falta de materiales de enseñanza-aprendizaje adecuados para el alumnado sordo  y de instalaciones adaptadas en el aula.

5. Falta de competencias

Se constató la escasez de profesorado de lengua de signos cualificado, el profesorado no tiene la suficiente formación y experiencia.

Conclusión

Esta meta-síntesis concluyó que: "para incorporar la lengua de signos en un aula inclusiva se necesita profesorado de lengua de signos competente, recursos de apoyo suficientes y coherencia con el uso de la lengua de signos".

Todo esto no es nada nuevo, pero viene a confirmar lo que ya sabíamos: para que la lengua de signos sea eficaz en la educación del alumnado sordo, no es suficiente simplemente con proporcionarle acceso a la lengua de signos, es necesario un mínimo de responsabilidad por toda la comunidad educativa.




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