Muchas personas jóvenes creen que su sordera es la principal causa de sus desgracias. Por ejemplo, de que no encuentren trabajo. Creen que si fueran oyentes su vida cambiaría radicalmente para mejor. No hay más que ver los datos de la última Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia en 2008 llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística:
Población sorda y con discapacidad auditiva mayores de 16 años que busca empleo y el motivo por el que cree que no lo encuentra (fuente: INE, 2008) |
La gráfica anterior representa los motivos por los que las personas sordas y con discapacidad auditiva en España creen que no encuentran empleo, y su propia sordera es la principal causa a la que lo atribuyen (primera columna a la izquierda).
Esta creencia es totalmente respetable pero, con honestidad, probablemente la principal causa sea otra, la que apunta la cuarta columna empezando por la izquierda: encontrar trabajo es muy difícil para cualquiera. Si la causa de no encontrar trabajo fuera la sordera, ¿siendo oyente se tendría más probabilidad de encontrarlo? Veamos los datos de desempleo en España en los últimos 10 años:
Personas desempleadas en España entre 2007 y 2017 (fuente: Eurostat) |
En abril de 2017 había en España más de cuatro millones de personas en situación de desempleo (y alcanzó los seis millones allá por 2013). Que una persona sorda se convirtiera en oyente, aún si fuera posible, lo único que le garantizaría es que tendría que competir con esos cuatro millones de personas que también quieren y necesitan trabajar. Probablemente también tendría que competir con otras muchas personas ya empleadas que luchan por conservar su puesto de trabajo. Y al ser ya como todas ellas (oyente), tendría que demostrar otras cualidades más allá de la competencia oral: idiomas, habilidades digitales, experiencia laboral previa, títulos y más títulos.
Si eres una persona sorda, aunque no te conviertas en oyente, hablar bien tampoco te dará un empleo porque ya hay cuatro millones de personas oyentes desempleadas que, por supuesto, también hablan. La competencia oral tampoco te garantiza mejores estudios ni éxito en la vida.
No te obsesiones pensando que ser oyente resolvería todos tus problemas porque el mundo está lleno de personas que se sienten insatisfechas, frustradas o fracasadas. Si eres una persona sorda joven, el mejor consejo que puedes recibir es que te preocupes más de cultivar otras cualidades que de oralizarte al máximo, porque nadie va a darte un trabajo sólo por saber hablar.
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