¿Por qué el oralismo no escucha? (Parte 1)

El oralismo es una idea educativa muy pobremente desarrollada que ha tomado la parte por el todo, de la que no se sabe si es un método, una estrategia, una técnica o una teoría pedagógica, porque nunca ha sido objeto de estudio (no debe confundirse con la oralización). Pero hay algo que lo caracteriza y es su rechazo a la lengua de signos a pesar de que no hay ninguna evidencia científica de posibles efectos negativos de la lengua de signos en el desarrollo y educación de las personas sordas, sino más bien al contario: todo son beneficios. Sin embargo, una vez que el oralismo es asumido, es muy difícil rectificar. ¿Por qué?

Este es el primero de los artículos que se irán publicando a lo largo de las próximas semanas.

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¿Qué es el oralismo?

En las Wikipedia en italiano, portugués e inglés, el oralismo se define de esta manera:

El oralismo es un método de enseñanza de la lengua hablada basado en la importancia de la expresión verbal y de la lectura labial (Wikipedia en italiano).

El oralismo es un método de enseñanza para personas sordas, defendido principalmente por Alexander Graham Bell (1874-1922) en el que argumenta que la forma más efectiva de enseñar a las personas sordas es a través de la lengua oral o hablada (Wikipedia en portugués)

El oralismo es la educación de estudiantes sordos/as a través del lenguaje oral mediante el uso de la lectura labial, el habla y la imitación de las formas de la boca y los patrones de expresión del habla (Wikipedia en inglés)

Tanto en italiano como en portugués se habla de "un método". Lo cierto es que no se ha demostrado pedagógica ni científicamente que cumpla con los requisitos para ser considerado formalmente un método pedagógico o didáctico. Ni siquiera sabemos si es un método, en singular, o si hay tantos métodos oralistas como profesionales oralistas. El oralismo, ¿es realmente un método, una teoría pedagógica o una estrategia?

Nadie ha respondido a esta pregunta, pero algo parece evidente: el oralismo es una especie de sinécdoque educativa que ha tomado la parte por el todo. El medio (oralizar) es el fin (oralismo) y se cree, ingenuamente, que todo lo demás vendrá por sí solo. Esto podría tener sentido en una época en la que el habla se asimilaba a la inteligencia. Brueggemann (citado por Bauman, 2004) lo explica muy bien con un silogismo:

El lenguaje es humano;
el habla es lenguaje;
por lo tanto, las personas sordas son inhumanas y la sordera es un problema

Un ejemplo muy elocuente de este razonamiento se puede encontrar en el siglo XVI, cuando el monje español Pedro Ponce de León asumió la tarea de enseñar a hablar a niños sordos burgueses para que pudieran recibir su herencia, ya que:

"la ley consideraba en su tiempo que un "mudo" a natura, o de nacimiento, nunca podría hablar. Por lo mismo, la ley no le reconocía a este tipo concreto de sordo la capacidad necesaria para tener "entendimiento". Siendo este el principal motivo por el cual dicho tipo de "mudo" no tenía ningún derecho a las herencias, según afirmaba Lasso" (Gascón Ricao, 2003)

El oralismo es la hipertrofia de la oralización. ¿Encuentras algún paralelismo con este spot?

Hablar, en aquel momento, era condición sine qua non para acceder a derechos tan básicos como recibir una herencia legítimamente. Sin embargo, hoy vivimos en un mundo mucho más complejo en el que la oralización no garantiza nada a una persona sorda. Como se trató en este artículo, la competencia oral no garantiza un empleo o el éxito profesional. Una investigación, abordada en otro artículo de Escuelas Excepcionales, demuestra que las variables audiológicas tampoco predicen el éxito académico en las personas sordas. Al mismo tiempo, en Escuelas Excepcionales puede encontrarse una gran cantidad de evidencia científica sobre los múltiples beneficios de la lengua de signos en el desarrollo de la inteligencia, de la salud mental e incluso de la propia lengua oral.

Sin embargo, la opción oralista es mayoritaria. Cerca de 1.900 bebés nacen con algún grado de sordera al año en España y la mayoría de las familias no conocen los beneficios de la lengua de signos en el momento del diagnóstico y asesoramiento profesional. Una investigación de 2017 en Australia sobre 445 familias con bebés diagnósticados de sordera en el nacimiento reveló que el 85% de ellas no va más allá de la información facilitada por los profesionales médicos. Y los prejuicios de estos profesionales médicos contra la lengua de signos basados en creencias erróneas son bien conocidos. En otras palabras, si no hacemos nada, es muy probable que la mayoría de las familias nunca descubra los beneficios de la lengua de signos.

Micro-oralismos

El oralismo se transmite de generación en generación, de profesional en profesional, y de familias oyentes a hijos/as sordos/as. A veces de formas muy evidentes, como prohibirles usar las manos para expresarse o alejarles de otros/as niños/as sordos/as que usen la lengua de signos. Otras veces adopta formas mucho más sutiles, como ese constante reconocimiento a las habilidades orales de sus hijos/as mediante grandes sonrisas, aplausos, aprobaciones públicas y otras muchas dádivas a la par que se reproba el uso de las manos. La niña o niño sordo crece entonces con la idea de una fuerte relación entre habla y éxito pero en la edad adulta se dará cuenta de que nadie le aprobará una asignatura en la universidad o le dará un trabajo sólo por hablar bien.

Ante estas situaciones, en ocasiones este adulto sordo oralizado entra en conflicto con sus propias emociones. ¿Cómo es posible que nadie tenga en cuenta el esfuerzo que ha hecho toda su vida para "integrarse"? Ciertamente, hablar no es una habilidad que marque la diferencia ante los millones de personas oyentes que ya hablan y, sobre todo, oyen perfectamente. Y esta persona sorda adulta rara vez es capaz de salir de este conflicto e intentar averiguar lo que le falta a través de la lengua de signos, preferirá mantenerse en su zona de confort y seguir creyendo que "hablar está bien y signar está mal" (aunque irónicamente no está mal para los/as niños/as que oyen, que cada vez más aprenden lengua de signos).

Deaf baby vs hearing baby

El oralismo está presente incluso en personas sordas usuarias de la lengua de signos, personas conocedoras de sus beneficios y hasta apasionadas defensoras de la belleza de esta lengua. No se consideran oralistas, pero a veces el oralismo se presenta bajo la máscara de los micro-oralismos. Tomando prestado el concepto de micromachismos, los micro-oralismos son formas de presión de baja intensidad contra la lengua de signos.

De la misma forma que hay mujeres que no perciben los micromachismos, hay personas sordas que no perciben los micro-oralismos. Un ejemplo personal: a un amigo sordo, usuario de lengua de signos y de madre y padre sordos, le faltaba tres meses para el nacimiento de su primer hijo/a. Obviamente, le asaltaban las mismas dudas que a cualquier padre primerizo pero, dado que su sordera era genética, le preocupaba además cómo actuar si su hijo naciera también con sordera. Esta fue la conversación:

  • Él: si nace oyente, ¿qué hago? ¿Le hablo o le signo?
  • Yo: le signas, naturalmente.
  • Él: ya, pero si es oyente, me oye, le tengo que hablar.
  • Yo: la cuestión es que tú eres sordo.
  • Él: pero yo hablo bien, lo normal es que me oiga.
  • Yo: oirá a todo el mundo, en el colegio, en el parque o con la familia de tu mujer. Pero contigo necesita la lengua de signos. No importa que hables bien, la cuestión es que tú no oyes a tu bebé. Necesita aprender la lengua de signos contigo porque, cuando crezca, tendréis conversaciones más profundas en las que oralmente no le entenderás.

La conversación siguió un buen rato, a mi amigo le costaba mucho darse cuenta de que estaba tan ofuscado por la oralización recibida durante largos años en su infancia y juventud que olvidaba su propia sordera. Esto es un micro-oralismo. El micro-oralismo es diferente del audismo. Los micro-oralismos surgen principalmente en las mismas personas sordas y, por supuesto, también en las personas oyentes como primigenias.

Quizá este mismo conflicto lo vive alguna familia cuando, con frecuencia tardíamente, recibe información sobre los beneficios de la lengua de signos y, aún así, no abandonará la senda del oralismo, que tanto esfuerzo, dedicación y dinero le ha costado hasta ese momento. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué nos cuesta tanto desprendernos del oralismo? La psicología puede darnos algunas respuestas y lo veremos en las próximas semanas.

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Fuentes:
  • Bauman, H. D. L. (2004). Audism: Exploring the metaphysics of oppression. Journal of deaf studies and deaf education, 9(2), 239-246.
  • Gascón Ricao, A. (2003). Pedro Ponce de León y el llamado "Manuscrito Lasso". En línea: http://webs.ucm.es/info/civil/herpan/docs/lasso.pdf [último acceso: 08/09/2018]
  • Scarinci, N., Erbasi, E., Moore, E., Ching, T. Y., y Marnane, V. (2017). The parents’ perspective of the early diagnostic period of their child with hearing loss: Information and support. International journal of audiology, 57(sup2), S3-S14.

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